Aunque las instalaciones están muy bien, y la atención del personal es fantástica, las habitaciones dejan mucho que desear. Cuando lleguemos no funcionaba el refrigerador, los colchones estaban viejos y hundidos (los más incómodos que encontramos en todo nuestro viaje por India), las sábanas y toallas tenían manchas, el baño estaba viejo y descuidado… muchas cosas por mejorar. No es culpa del personal de limpieza, es culpa del hotel por no invertir suficiente en su mantenimiento.
Además, nos encontramos a las 9 de la noche a 3 hombres pintando el pasillo de nuestra habitación (no habrá día para hacerlo!), por lo que tuvimos que estar en la habitación soportando el olor a pintura.
Le comenté todo esto a la chica de recepción, y, tras esto, hicieron una limpieza profunda de la habitación, cambiaron (o le dieron la vuelta) a los colchones. Como le dije al supervisor, si verdaderamente les importan los clientes, no es necesario esperar hasta que se quejen los huéspedes para solucionar los problemas.
El restaurante es fantástico. El buffet de la mañana es muy completo, pero no probamos el de la cena por su escasa variedad (solo comida india). Cenamos todos los días de carta. Platos muy sabrosos (aunque no siempre supieron adaptarlos a nuestro gusto). Un día encontré un bicho en mi plato. Detalles que le hacen perder categoría al lugar. Tened en cuenta las tasas/impuestos y el coste de servicio! En cada cena pagamos más de 700 rupias en estos conceptos.