Cuando hice la reserva, hice una petición especial: que me diesen una habitación fresca (ya que siempre paso calor en los hoteles, y en invierno, hay pocos en los que puedas bajar la temperatura a tu gusto ya que suele estar centralizada), y me la dieron. No había termostato en mi habitación, pero no fue necesario porque la temperatura era de mi agrado, de unos 19°C. Ni frío ni calor. Así que si eres de las/los que necesita dormir por debajo de los 20°C, envíale un mensaje al hotel o comunícaselo al personal de recepción. Seguro que ellos pueden controlar la temperatura de cada habitación individualmente, pues dudo mucho que el resto de habitaciones estuvieran tan fresquitas como la mía.
Aparte de eso, me sorprendió la buena insonorización acústica del hotel. Está a 1 minuto caminando de la Terminal 1 del aeropuerto, y sin embargo, no escuché los aviones. Suelo dormir con tapones en los oídos en casi todos los hoteles, pero en este no fue necesario.
También me gustó mucho el baño (saqué fotos para tomar ideas). La ducha fue muy agradable; el agua caliente sale en menos de 5 segundos, lo que ayuda a no despilfarrar tanta agua. La pared que separa el baño de la habitación era de cristal, y había una cortina translúcida tras el cristal y el dormitorio, lo que me permitió ducharme con una maravillosa luz indirecta procedente de la habitación, sin encender las fuertes luces del baño.