Una casa en lo alto de la ladera , a la que se accede por unas largas escaleras en medio de la naturaleza. La persona que te atiende desborda simpatía y atención. Te hace sentir en casa. El único pero, es el parking que no hay y tienes que aparcar enfrente, un poco más abajo (parking público). Al centro iba andando, en cuanto aprendí el atajo, dando un paseo. A mi me ha gustado mucho y por tanto repetiría.